A Maria que creció con ellos.
Los comentarios que vienen a continuación son un
pequeño barullo. Sirva este pequeño barullo como homenaje a los inclasificables
Hermanos Marx. Comenzando por su número ¿Fueron cinco? ¿Fueron cuatro? ¿O
quizás tres?
Fueron cinco en principio: Groucho, Chico, Harpo,
Zeppo y Gummo. Los dos últimos formaban parte del anterior mundo de los Marx,
el Music Hall, Varietès, Vodevil o lo que se presentara: uno intelectual
y el otro un cantor que, bajo los cánones de hoy, era bastante empalagoso.
Comenzaron los cinco en el cine pero el terceto definitivo se desprendió de la
escoria (dicho sea en el sentido académico de la palabra) que iba bien para el
género anterior pero lastraba las posibilidades en el cine. Aún aparecen en las
primeras películas y a mí, me parecen insoportables pero también hay que
reconocer que en esos números musicales estaba el germen de lo que luego sería
el cine musical.
De los tres restantes, Groucho (que al parecer es una
variante de gruñón) llevaba la voz cantante y no paraba de hablar; Harpo (en
ocasiones tocaba el arpa) no hablaba nada pero se expresaba con silbidos,
toques de bocina o cualquier otro medio sonoro que el tercero; Chico se
encargaba de traducir. Chico en ocasiones tocaba el piano ya que los tres
tenían conocimientos musicales.
¡Pasen,pasen,aún hay sitio!
¡Mas madera,mas madera,es la guerra!
¡Pasen,pasen,aún hay sitio!
¡Mas madera,mas madera,es la guerra!
El guión, qué risa, existía poco. Los tres hermanos
actuaban como lo hacen en la actualidad los grandes equipos de fútbol: de
memoria.. Llevaban juntos toda la vida viviendo y actuando.Cada uno sabía de las habilidades de los otros y centraba al hueco
para que el otro rematara.
Las películas son muy irregulares; las primeras son
prácticamente puestas en escena de los espectáculos de que provenían, se pueden
olvidar pero siempre hay alguna escena memorable: Los cuatro cocos( 1929)
y El Conflicto de los Marx (1930).Con un status bien ganado, los
Estudios los apoyan y tienen buenos directores, llegan Pistoleros de
agua dulce (1931) y Plumas de caballo (1932)de Norman McLeod, Una
noche en la Ópera (1935) de Sam Wood es para muchos el culmen de su
obra, seguirían Una tarde en el circo (1939),Los Hermanos Marx en el Oeste
(1940)y Tienda de locos (1941).
Y empiezan los problemas, separación, problemas
artísticos, tragedias económicas por ludopatía y reuniones forzadas por las
circunstancias que aún dan lugar a Copacabana (1947) y Amor en
conserva (1949). Pero ya no es lo mismo. A pesar del tiempo transcurrido
escenas como la del camarote (Pase, pase, aún hay sitio…), la de las taquillas
de las carreras (la primera parte contratante…), la de la quema del tren, (más
madera…),permanecen en la memoria común.
Queda el cuarto hermano Marx: Margaret Dumont:
si hombre, sí, esa señora estrafalaria normalmente millonaria de la que Groucho
hace astillas constantemente sin que ella se inmute. Aparece en varias
películas imperturbable a las atenciones que con
ella tienen los hermanos Marx.
Ha pasado casi un siglo de sus primeras películas y
siguen vigentes. Pero los Hermanos Marx ya no están y sus seguidores no han
podido seguirlos, no han tenido continuidad. Únicamente Groucho aguantó unos
años mas en solitario actuando en películas, en un programa de televisión y
escribiendo unas memorias que no hay que creerse. Como no hay que creerse que
en su lápida figura aquel epitafio de Perdonen
que no me levante, pero si non è
vero, è ben trovato. Queda la
huella imperecedera que algún crítico ha definido como comicidad marxiana y que en realidad se trata de un mundo okupado
por una acracia feliz
P.D. ¡Vivan los Hermanos Marx!