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martes, 8 de octubre de 2013

ATRACO A LAS TRES


Hace unos años Jose Luis Garci tuvo la idea de poner en circulación una revista dedicada a los aficionados al cine. Era una revista muy digna, tanto en la calidad, maquetación  etc.  y también con unos colaboradores habituales y otros circunstanciales excelentes. Se llamaba Nickelodeon
Como pasó en otras publicaciones un día propuso a estos colaboradores y a otras personas relacionadas con el mundo del cine,  hacer una lista de las mejores comedias del cine español de todos los tiempos. Los colaboradores en la lista, creo recordar que eran cien votaron según su leal saber y entender. Supongo. Y digo supongo porque se transparentaron muchas filias y fobias. Algunos por el prurito de una sapiencia supuesta, votaron por películas que prácticamente nadie había visto, otros por preferencias políticas votaron por algunas de directores de la cuerda, otros al fin votaron por películas que merecían llegar a la posteridad por sí mismas, que a mi entender era lo que pretendía la encuesta .
La sorpresa fue que entre tanta película de relumbrón y actualísima de las que pasado el tiempo ya nadie se acuerda estaba Atraco a las tres, película en blanco y negro modesta donde las haya, dirigida por José Maria Forqué. Forqué era lo que entonces en tono peyorativo se denominaba un director artesano. Y eso es lo que es la película, una obra maestra de la artesanía hecha por grandes profesionales.
Dejando aparte a Forqué el resto del equipo técnico reunía a magnificos profesionales: fotografía, iluminación, decorados…capaces de obtener el máximo rendimiento de un magro presupuesto.


                       La Plana Mayor del atraco


Y lo consiguieron con el apoyo del reparto, porque coincidió con una generación de característicos (no me gusta el término de actores secundarios) como probablemente no volverá a ver otra el cine español: José Orjas, Gracita Morales, Cassen, Manuel Alexandre, Agustín González, Rafaela Aparicio y los futuros cabecera de innumerables repartos, López Vázquez y Alfredo Landa. El caso de Landa por pura chiripa porque el papel estaba pensado para Manolo Gómez Bur.

Han pasado cincuenta años y se sigue viendo muy bien. Lástima que no se siga el ejemplo: trabajo,  inteligencia, modestia y buen hacer, talento en suma,  y lo que impere sea conseguir una subvención con la mínima cantidad de lo anterior posible. Y a seguir viviendo…

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