Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello
que en mi juventud me deslumbraba.
Y, aunque ya nada pueda hacer volver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria de las flores,
no debemos afligirnos, pues su belleza
perdura en el recuerdo...
Estas rimas corresponden, más o menos, a un poema titulado "Oda a la inmortalidad" del poeta inglés del siglo X1X William Wordsworth y son, en realidad, el alma de la película Esplendor en la hierba. Pero su guión se basa en un relato de William Inge, famoso autor estadounidense cuyo nombre lleva un Festival de Teatro y que ganó un premio Pulitzer. Es el autor también de Picnic y Bus Stop. Inge tuvo un final trágico.
En aquellos tiempos, hablamos de 1960, fue un auténtico aldabonazo. Nada menos que, en el cine, la represión sexual y las relaciones prematrimoniales, un tema que, incluso en las conversaciones, se hacía en voz baja. Tirón irresistible de taquilla aunque la película tenía otros méritos.Si los coches hablaran...
Tirón también atribuible a la joven pareja protagonista. Warren Beatty como actor deja bastante que desear pero su fotogenia, que era muy buena, llegaría al culmen de su narcisismo con Bonnie and Clyde. El culmen de Natalie Wood fue, indudablemente, su papel de María en West Side Story.
¿Natalie?
Como compositor aparece David Amran del que tengo poco que decir como no sea su relación étnica con el director Elia Kazan.
Kazan, el director, es un compendio. Nacido en el entonces Imperio Otomano en el seno de una minoría emigró muy joven a los Estados Unidos. Esta peripecia vital la plasmó en su, probablemente, película mas personal: América, América (1963).
En estado Unidos triunfó como director de teatro, novelista, director de cine: Un tranvía llamado deseo, ¡Viva Zapata! , y La ley del silencio entre las más conocidas. Fue también uno de los fundadores del Actor's Studio donde se impartía el método. Por él pasaron y siguen pasando los mejores actores tras una rigurosa selección. Su amigo Francis Ford Coppola le dio un breve papel de mafioso en El Padrino.
Quizás el rastro que deja la película a las nuevas generaciones sea
la puesta en valor (cursilada actualmente en curso) de la poesía de Wodsworth que, si no, hubiera quedado relegada a círculos minoritarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario