DOS LEYENDAS
DE LA JOVEN AMÉRICA
La primera
leyenda es muy conocida en Estados Unidos. Se refiere a una cabalgada nocturna
de unos jinetes patriotas que recorrieron hasta donde pudieron la geografía
americana próxima a Boston para avisar de la llegada inminente de las odiadas
tropas inglesas.
La más
conocida y la que ha llegado hasta nosotros es la personificada por un
ciudadano llamado Paul Revere. A ello contribuyó un poema del escritor
estadounidense e hispanista Youngfellow.
¿Qué
ocurrió? Los estadounidenses son muy proclives (los ingleses, sus ancestros, también),
a seguir al pie de la letra la máxima del cineasta John Ford: imprime la leyenda. La famosa leyenda tiene muchos claroscuros pero lo que llega al público
normal es el relato de un jinete épico que, sorteando peligros, sortea
controles y cruza lugares peligrosos al galope gritando en las zonas habitadas: ¡Que vienen los ingleses¡ fundamental para la
alarma de los caseríos dispersos y mal comunicados.
La segunda es conocida como La leyenda de Sleepy Hollow. La escribió
Washington Irving otro estadounidense enamorado de España y que llegó a
Embajador de Estados Unidos en Madrid. En España lo conocemos y apreciamos más por ser también el
autor de Cuentos de la Alhambra y varios itinerarios andaluces, pero
mundialmente es más conocido por Sleepy
Hollow. Se refiere a un pequeño caserío rural donde un demoniaco jinete sin cabeza hacía acto de
presencia y asesinaba sanguinariamente a quien encontraba a su paso.
Esta leyenda
había llegado oídos de Paul Revere que dudó
¿Será uno de mis compañeros o …?
Pero su caballo no debió pensar lo mismo porque frenó y se quedó petrificado.
Francamente asustado, el intrépido Revere quedo lívido en la noche, lo que ya
era difícil, hasta que vio personificarse al
jinete sin cabeza. Primero una leve sospecha, luego una especie de aureola
que circundaba jinete y caballo. El caballo en si ya era terrorífico, piafaba,
resoplaba, escarbaba el suelo con las pezuñas. En fin nada tranquilizador. Cuando se atrevió a levantar la vista
sus temores se vieron confirmados: El
jinete no tenía cabeza. Contra todo pronóstico y acaso por las
oraciones de Revere que era Hugonote, el jinete sin cabeza, que también debía
de ser un patriota, dio unas vueltas alrededor de él y siguió cabalgando en dirección
opuesta llevando el terror a otro lugar.
Y aquí
comienza el claroscuro de la leyenda, las versiones son contradictorias. Unos
dicen haber visto a Revere sentado en su caballo pero en sentido contrario de
la marcha diciendo con voz queda: ¡Que viene un fantasma! Otros refieren que
cabalgaba con los ojos desorbitados y que su grito era ¡ji, ji,ji que vienen
los ingleses, Ji,Ji,Ji¡.
Lo que si
está contrastado es que a partir de ahí su participación en la Guerra de la
Independencia fue un tanto errática y en ocasiones elusiva. Pero aquí ya no hay
leyenda, solo datos de historiadores que no terminan de ponerse de acuerdo.
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